Villa Altagracia es una pequeña comunidad, aún con sus casi 20 barrios improvisados a orillas de la carretera. Habrá uno que otro “turpén” que quizás se ofenda por lo que aquí escribimos, pero que hay que admitir como una realidad. Las drogas están matando la esperanza de la Villa a la que aspiramos muchos villaltagracianos. Algunos, se hacen los “chivos locos” frente al flagelo. Otros, casi son cómplices por omisión al no poner atención a un drama que casi está pasando de castaño a oscuro en muchos lugares de nuestro municipio. Por ejemplo, en un callejón que colinda con el hospital de maternidad, subiendo por las calles Isabel la Católica o Los Alemanes, hay un punto de venta de drogas, cuyos residentes en sus alrededores han bautizado como Colombia. Muy cerca de ese sitio, en el lugar denominado “El Hoyo”, al igual que en el primero, los moradores no salen de noche y los que se encierran en sus hogares, no pueden conciliar el sueño por el bullicio de los disparos, los motores y pasolas que invaden por las madrugadas la zona en búsqueda de drogas.
Es increíble, pero en Villa Altagracia la lucha contra ese gérmen de violencia, delincuencia y vicios no puede recaer en los hombros de una sola persona, como quien suscribe. Tiene que ser una lucha compartida. La población hace lo que puede, con sus denuncias, sus martirios, sus riesgos, pero las autoridades tienen la obligación de buscar una solución, si no definitiva por lo menos aceptable con la designación de gente confiable en su dotación y con el ejemplo de que todavía se puede tener la esperanza de que no estamos solos frente al avasallante avance de las drogas en nuestro país, y particularmente en la Villa Altagracia de los bellos paisajes y su gente laboriosa que simplemente aspira a vivir en paz, seguridad y sin traumas que provocan los narcos.
Ayuda, por favor...
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